Fabricar con acero 100% reciclado para cuidar del medioambiente
El acero es uno de los materiales más utilizados en todo el planeta. Desde latas de refresco hasta el armazón de los puentes, podemos encontrarlo casi en cualquier lugar. Por eso, que además de muy versátil sea prácticamente 100% reciclable es una grandísima noticia. Muchos de los productos de acero que consumimos actualmente se producen con un 100% de acero reciclado.
Sí, tal y como has leído, el acero es reciclable en su totalidad lo que implica que se puede reciclar casi infinitamente sin perder sus propiedades.
Esto no solo supone la creación de menos residuos y el aprovechamiento de la materia prima, sino que ahorra grandes cantidades de agua y energía en su fabricación.
Por cada tonelada de chatarra aprovechada se salvan 1,5 toneladas de hierro mineral que habían sido extraídas para crear acero nuevo, retrasando el agotamiento de los recursos.
El acero es uno de los principales aliados de las industrias sostenibles y se estima que en la actualidad los nuevos productos de acero contienen al menos un 37% de acero reciclado.
Según los datos de Unesid, la Unión de Empresas Siderúrgicas españolas, en el año 2021 de los 14 millones de toneladas que se produjeron en nuestro país 11 millones se hicieron con material reciclado.
Estos datos son asombrosos, pero sorprenden más aún cuando comprobamos que esto significa reciclar unos 350 kg de chatarra cada segundo.
¿Qué industrias utilizan acero reciclado?
El acero puede emplearse para elaborar casi cualquier producto por lo que son muchas las industrias que lo emplean, también el reciclado.
Pero, sin lugar a duda, en Europa es el sector de la construcción el que más recicla este material. Según los datos de la Unión Europea este sector utiliza el 35% del acero reciclado, seguido por el del transporte con un 21%.
Llama la atención que el 16% de la chatarra férrica termina empleándose en productos para el ámbito doméstico, lo que no ocurre con otros metales de alta reciclabilidad como el cobre.
Para que puedas imaginarte qué implica realmente el empleo del acero reciclado en una industria tan potente como la construcción pondremos un ejemplo práctico.
Construir una casa de unos 200 m2 con materiales tradicionales como la madera supondría talar aproximadamente 50 árboles, una plantación entera del tamaño equivalente a un campo de fútbol.
Utilizando los desechos de uno seis o siete coches podríamos construir una casa del mismo tamaño.
No se necesitaría extraer materia prima y se evitaría la creación de residuos después de que los automóviles finalicen su vida útil.
Siguiendo con el mismo ejemplo, cada día son más los diseñadores que apuestan por crear elementos decorativos para el hogar con acero. Desde dejar las vigas y columnas de acero desnudas hasta crear mobiliario con este material.
Si tienes una lavadora o lavavajillas viejo, que seguramente tengan una gran cantidad de este material no dudes en llevarlo a un punto limpio y puede que acabe por convertirse en tu próxima silla de jardín.
Sumando todas las industrias que lo emplean en la Unión Europea, el 90% del acero termina reciclándose al final de su vida útil.
Además de enormes ventajas para el medio ambiente supone un motor económico para la industria. Las empresas pueden vender su chatarra a desguaces especializados donde las acerías lo comprarán a un precio menor del que conlleva su manufacturación desde cero.
De esta manera el acero pasa a formar parte del ciclo de la economía circular, la mejor manera de cuidar de nuestro planeta.
El acero reciclado en la economía circular
La economía circular es un modelo que relaciona lo económico con la sostenibilidad. Su objetivo es alargar la vida de los productos para reducir la creación de residuos, limitar las explotaciones de recursos y minimizar gastos energéticos y emisiones nocivas derivadas de la manufacturación.
Según la teoría con este modelo no solo se ahorra en daños medioambientales, sino que también se recorta en gastos económicos.
El uso de acero combina perfectamente con el modelo de economía circular. Por un lado, es un material muy resistente, tanto que sus productos pueden durar más de 70 años sin necesidad de ninguna intervención o recambio, evitando pues la creación de residuos a corto plazo.
Como ya hemos visto, se recicla en un 100% por lo que después de su vida útil puede volver a introducirse en el circuito productivo generando un total de 0 residuos.
Reciclar acero implica reducir otras muchas emisiones. No será necesario explotar nuevas materias primas, ni gastar energía y agua en su extracción y se reducirán también las emisiones de CO2 derivadas del transporte de estas materias primas.
En total se calcula que producir acero con chatarra supone reducir la explotación de hierro y carbón en un 90%, el consumo de energía en un 75% y el de agua en un 40%.
En el reciclaje no solo se aprovecha el propio material, sino que otros productos derivados de su fabricación también pueden reutilizarse y reintroducirse en las cadenas productivas, generando una economía totalmente circular.
Los restos de material ferroso se emplean en la industria cementera para la construcción de calles y carreteras.
Hasta el óxido de hierro puede reutilizarse pues sirve para manufacturar barniz y las virutas de metal se emplean en la construcción reemplazando a materiales como la grava para rellenar suelos.
Producir con acero reciclado supone contribuir a una industria sostenible y contribuye a generar empleo.
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